Libreria Lello e Irmao (Oporto) Imagen Internet |
MICRORRELATO FINALISTA
LA LIBRERÍA FANTÁSTICA
Rafael Heredero García
Desde pequeño quise escribir. Llenaba infinidad de cuadernos imitando
los relatos de los libros que me regalaban mis padres. Ellos siempre fomentaron
mi afición, pero cuando me hice adulto dejé de confiar en mis posibilidades. No
encontraba historias que contar.
Seguí su consejo y comencé a trabajar como ayudante de un amigo suyo.
Regentaba una de esas librerías anticuadas inmunes al paso del tiempo, y tenía
fama de conocer como nadie el mundo editorial. Demostró además una confianza
ciega en mí. Con un ánimo incansable me contaba cientos de historias para que
me sirvieran de inspiración, que yo encontraba extrañamente familiares, hasta
que, desesperado por mi falta de ambición, decidió confesarme su secreto.
Movió un resorte oculto y desplazó el
anaquel de los libros de ficción. Detrás apareció una estancia de la que no
alcanzaba a ver el final, abarrotada de estanterías, todas ellas repletas de
libros que parecían no tener peso. «Aquí están las novelas que todavía no se han
escrito. Fíjate en los nombres de sus autores. Te sorprenderás», acabó por
revelarme.
Entonces, con la misma emoción que sentía de niño, empecé a pasearme
entre aquellas estanterías, seguro de encontrar, por fin, lo que siempre había
soñado.
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