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LA CASA
José María Panadés López
Cuando vi esa casa, mi corazón dio un
vuelco. Estuve tentado de huir pero decidí hacer caso a mi terapeuta y hacer
frente a mis temores en lugar de optar por
el escapismo. Pensé que algo me había llevado hasta allí para recuperar los
recuerdos que había perdido.
Cuando el hombre de la inmobiliaria abrió
una ventana para que pudiera contemplar la estancia, comprobé que estaba en lo
cierto.
Una fotografía color sepia sobre la repisa
de la chimenea me retrotrajo a mi niñez. Un hombre y una mujer, sentados,
miraban a la cámara, él con actitud desafiante y ella con cara de profunda
tristeza. Entre los dos, de pie, un niño de corta edad observaba de reojo a la
mujer con una mirada de angustia.
De pronto, lo reviví todo: los maltratos de
mi padrastro; la muerte de mi madre; el abandono y el orfanato; las casas de
acogida, mis fugas y, por fin, la libertad atenazada por el miedo.
Después de ver esa casa, recordé quien fui.
Ahora ya estoy preparado para vivir libre de los fantasmas del pasado.
Cuando dije que compraba la casa, aquel
hombre sonrió enigmáticamente. En la inmobiliaria no saben quién es.