Imagen Internet film "Los puentes de Madison" (Clint Eastwood 1995) propiedad de la productora y/o distribuidora |
EL ALETEO DE MARIPOSAS
Sus miradas se encontraron. En ellas se leía la
amargura del final. Él, inmóvil bajo la lluvia, le dedicó una última sonrisa,
antes de que su marido entrara en el coche. Entonces supieron que había
terminado.
- Y ¡Coooorten!
“Ya te ha costado Clint - pensó Meryl algo
decepcionada- ¡has necesitado veinte tomas!. Vale, no es el típico personaje
duro al que sueles dar vida, pero no había motivos para mostrarse tan
hierático”.
O tal vez sí, intimidado por la
presencia del esposo.
Meryl sale del estudio,
entra en el coche del marido que espera con paciencia. En el semáforo, el
conductor de delante, coloca un crucifijo en el retrovisor. Igual que
colgaba sobre el cuerpo desnudo de ella cuando ensayaron el primer beso. En la
rulot de su compañero de reparto el guión tomó vida. Después Clint le reconoció
cuánto había deseado ese momento y el día de la grabación, los presentes se
quedaron sin palabras. En el silencioso plató ella pudo oir el aleteo de las
mariposas interiores.
Agarrada a la puerta del coche, se aferra a ese
recuerdo y desea salir corriendo. Pero un halo de realidad la retiene en el
asiento.
ELENA FERNÁNDEZ ALONSO