Imagen internet (Hermanos Lumiére)
Y NACIÓ MUDA
Acababa de nacer. Todas
las miradas de la sala se dirigían a ella. No hablaba. Era demasiado pequeña
como para hacerlo. Tan sólo se limitaba a moverse. Lo hacía de forma rápida. Nació
con un color diferente del que la gente estaba acostumbrada. Aún así era la
indudable protagonista. Cuarenta y seis segundos más tarde paró de moverse. Ella
no sabía que pronto crecería. Que viajaría. Que emocionaría. Que sería la
obsesión de muchos. Los médicos le colocaron un pequeño papel.
‘13/2/1894-Señores Lumière’-decía.
Ana Macías Cuenca
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