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Y FIRMARON LA
PAZ
Sólo quedaba por rodar la última
escena de aquella película.
Los contendientes se reunieron en
torno a una mesa. Bajo los focos, dibujaron unos signos sobre un papel. En un
trávelin de retroceso hasta el plano general, aquella imagen significaba la
paz.
Sólo en el cine, las firmas ponen fin
a las contiendas.
En la vida real quedan siempre muchas
guerras por librar en planos medios: la de enterrar a los caídos, la de enjugar
lágrimas, la de buscar desaparecidos, la de reunificar familias ya para siempre
tullidas …
Quedan demasiadas batallas, en planos
cortos, para curar a las víctimas de sus heridas de armas, de hambre, de pobreza, de soledad …
Queda la derrota, en planos de
detalle, de las manos que ya no se estrechan, de los abrazos que ya no se
abrazan …
Las guerras terminan en el cine pero
nunca acaban fuera de la pantalla. Siempre quedan los planos menos visibles de
las batallas más duras, sin armas: las de los rescoldos de odios y venganzas … las
de devolver el alma a quienes la
perdieron.
Tras la firma de la paz, quedan
siempre muchas guerras pendientes para crear nuevas películas.
Jerónimo García Jorquera
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