Fotograma del film "Vencedores o vencidos" propiedad de la productora |
¡RECUERDA!
A
mi madre siempre le gustaron las películas de juicios. Recorríamos la cartelera y elegíamos una historia
donde se dirimiese la eterna lucha del bien contra el mal.
En
la oscuridad de la sala y a la luz de la pantalla, yo miraba la expresión de su
rostro en el que se reflejaba el argumento. Según le fueran las cosas al
acusado, su boca esbozaba una sonrisa o
sus ojos se llenaban de lágrimas.
Cuando
todo acababa, si la desgracia se cebaba con el inocente decía: “No hay
derecho”. Si por el contrario, el malo de la película recibía su merecido
comentaba: “Se ha hecho justicia. Así debiera ser en la vida real”
A
mi madre le ha llegado la enfermedad del olvido. Sigo viendo películas de
juicios con ella. En el tiempo que dura la proyección parece que la conciencia
vuelve a su mente. A la luz de la pantalla ríe y llora como tiempo atrás pero
cuando la magia termina, siempre regresa a su vacío interior. Entonces me viene
a la cabeza el título imperativo de un clásico. La palabra que en silencio le
suplico a su corazón perdido en la
nada: “¡Recuerda!”
Ana Isabel Velasco Ortiz
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