Cartel alemán film "El Último" propiedad de la productora |
Sacrificio
Para este maestro, enseñar cine era como enseñar cosmología. Dando una conferencia sobre retórica y psicología en determinados planos de Ford, le llamaron exagerado, por lo que se abstuvo de dar la que estaba preparando sobre la cábala en Buñuel. Además, paralizó su estudio más ambicioso, según supimos, sobre profecías ocultas en Fellini en las cuales el cine se iba a convertir en circo.
En una sesión de cine expresionista en la Universidad, decidió proyectar “El Último”. Nada más empezar, los alumnos ya se estaban riendo de algunas escenas anacrónicas, inevitables en el cine mudo; luego se combinaron las crueldades y los chistes. El maestro, roto psicológicamente, agarró de su maleta una espada réplica de Yojimbo, se metió en medio de la proyección y se la clavó estéticamente en el estómago, diciendo:
-Muero con la muerte del arte y nunca… sabréis todo…
Y así dirigió su última secuencia en la vida, enmudeciendo al alumnado. La sombra en el proyector clavándose una espada y perorando esas palabras, quedó en la memoria de los alumnos como cumbre del expresionismo.
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