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Me hubiera gustado ser la protagonista
AÑO 1932
Se asfixiaba. Salió de la casa y fue a refugiarse al lugar donde antaño se conocieron. Necesitaba respirar el perfume salino y escuchar la música rítmica de las olas chocando contra el acantilado. Había temporal. Se cruzó más la chaqueta azul de punto. El viento jugueteaba con sus rizos y hacía ondular su falda blanca, larga hasta los tobillos
Una mano se posó en su hombro, la conocía; puso la suya encima acariciándola. Él nunca le fallaba. Lentamente se dio la vuelta, le miró con ojos enamorados. Vestía de paisano, la negra sotana había quedado en la casa parroquial. Se fundieron en un apasionado beso. Por fin eran libres.
Seguía refrescando, la niebla comenzó a bajar hasta hacerlos desaparecer…
Se encendieron las luces del cine. Yo había acabado con todos los pañuelos de papel. Nadie hablaba, era como si no quisieran romper la magia del último momento del drama que acabábamos de ver.
¡Cuánto me hubiera gustado ser la protagonista de este amor tan limpio y consagrado! Mi marido sigue en la cárcel por haberme dejado tullida.
María Carmen Gracia Abad (Madrid)
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