Cartel propiedad de la productora y/o distribuidora |
El cine enamorado
El cine se había enamorado de María, una
chica callada que todos los días se paraba delante de sus carteles, contemplaba
su fachada y luego se acercaba para acariciar con los dedos sus paredes. Ella
sentía lo mismo: amaba al cine. Los sábados se ponía sus mejores galas y elegía
una película. A veces de misterio, otras romántica o de época. Todas le
parecían hermosas en su pantalla. El cine también le mostraba sus encantos. La
embriagaba con dulces perfumes en los pasillos y la abrazaba con su corazón de
terciopelo cuando se sentaba en la butaca. El último sábado, María se sentó al
final. La sala estaba repleta, aunque para ellos no había nadie más. La música
comenzó a sonar. Ella agarró fuertemente los brazos de su amado y se arrellanó
en su asiento. Poco a poco las luces se fueron apagando. Cuando lo hicieron del
todo, el cine fundió su pantalla en negro, María cerró los ojos y ambos
pidieron el mismo deseo. Una nueva melodía anunció el inicio de la película.
María abrió los ojos y contempló frente a ella a su público. Nadie se dio
cuenta de que la protagonista había desaparecido de la última fila.
© Francisco Javier Guerrero Cano ( Córdoba )
2 comentarios:
Es Precioso! este relato. Muy poético. Enhorabuena a Francisco.
Gracias, Marcos. Un fuerte abrazo.
Publicar un comentario