Imagen del Film "PULP FICTION" (1994) de QUENTIN TARANTINO, propiedad de la productora y/o distribuidora |
“La pasma suele fijarse en los coches que circulan
bañados en sangre” pero
Tarantino no se fijó en que las manos de Uma Thurman eran demasiado grandes
para ese cigarrillo manchado por sus labios rojos. Rojos como la rosa en la
solapa de Vito Corleone. Rojo como los días de Holly Golightly, con su gato sin
nombre, y su risa fácil. Risa fácil como la de Marylin, de cuando la belleza
aún tenía curvas y carcajadas. Curvas como las del ala del sombrero de Clint
tapando sus ojos del sol. El mismo sol que entrecierra los ojos de James Dean.
Ojos por los que corre el agua en el grito de Psicosis. Ojos sobre los que
desfilan los créditos. Créditos que hablan de gente que nunca pisará la
alfombra roja, pero llegó a estar tan tan cerca de la gran pantalla. Pantalla en
la que Amelie se fija en ese conductor que nunca mira a la carretera. Películas
raras, raras, que nos hagan sentir un poquito normales. “¡Te aceptamos, te aceptamos! ¡De los nuestros, de los nuestros!”
Lucía Aguirre Rota
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