Clint Eastwood,
“Gran Torino”
Sí, eso debe ser la felicidad: una bandera, un coche, un
perro. Estar sentado tomando una cerveza fría en el porche. Recibir alguna
visita esporádica, observar la quietud del vecindario en una noche cálida y
estrellada. Haber cumplido: Vietnam, trabajo, familia. Lo que sea. La felicidad
es una estatua donde cagan los pájaros. Está en el medio del parque, durmiendo
en el ombligo del país más civilizado. El país más. Acaricio mi entrepierna. Aprovecho
el viaje de mi mano para rozar mi pistola, con el seguro puesto para no volarme
los huevos, pero lo suficientemente cerca para defender la quietud de mi
jardín, donde hace tiempo que no juegan los niños. Bebo otra cerveza. La
felicidad es una ilusión disecada sentada en un banco del parque dando de comer
a las palomas. Ratas que vuelan, aviones que se estrellan. Sí, oh, la muerte
con su significado eterno, qué lejos está tu plaga. En la televisión grande que
te cagas la luz exhala su último píxel, que el vacío engulle.
Eso debe ser la felicidad y yo ausculto la mía justo antes
de dormirme. Algo me dice que hoy también me costará dormirme. Buenas noches,
capullos.
IKER PEDROSA UCERO
1 comentario:
Un relato estupendo que bien retrata un personajer de una película inolvidable, como "Gran Torino" Enhorabuena a Iker.
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