Foto cartel propiedad de la productora y/o distribuidora |
Nada
cambia
Alfonso dejó su bastón y, no sin cierta
dificultad, se quitó la chaqueta. Todo cambiaba, el mundo no se paraba y los
pájaros seguían cantando cada mañana, ajenos a todo. Venía del médico, sin unas
buenas noticias que tampoco esperaba. Sintió una punzada de nostalgia que vino
sin avisar. Hacía mucho que no iba al cine y lo echaba de menos. Era como una
ceremonia para él y su mujer, un ritual en el que renovaban sus votos matrimoniales
semana tras semana, bien enredaditos. Pero todo cambiaba, su mujer ya no estaba
y ya eran años los que hacía que no iba al cine. Cambiaba todo menos sus viejas
películas sobre las que pasó el dedo para elegir una al azar. Puso “Esplendor en
la hierba” en su viejo vídeo. Estaban allí, los viejos jóvenes actores, los
diálogos que casi sabía de memoria, las escenas que le emocionaron, la misma
serenidad que sentían cuando vieron esas mismas películas, cabeza con cabeza,
año tras año junto a su mujer. Todo cambiaba, incluso su viejo bastón de roble
por uno blanco de invidente, pero las películas no. No sus películas.
Carlos I. Fernández Carbonell (Castellón)
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