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NORMA JEAN ES DE CRISTAL
Mi ídolo es Marilyn: por eso imito a Norma Jean
cuando actuaba como si fuera Marilyn. Camino con pasitos apretados, exagerando
el vaivén de caderas, y busco una rejilla de metro si llevo una falda con
vuelo. Chanel número cinco para dormir, el mejor amigo de una chica adornando
mi anular, el cabello platino porque ellos (todo el mundo lo sabe) siempre las
preferirán rubias. Me enorgullecen las miradas de incendio que despierto en los
hombres.
Sin embargo, últimamente me angustia un
murmullo interior que no reconozco como mío. Es como llevar por dentro a una
mujercita de cristal sollozando. Me repite que soy muy infeliz, que ser un
símbolo sexual es una carga muy pesada de llevar, sobre todo cuando uno está
cansado, herido o desconcertado. Que vivir sola es como estar en una fiesta
donde nadie te hace caso.
No me preocupa si esta voz es real, porque en
el fondo, tampoco yo tuve nunca la sensación de ser completamente verdadera. Lo
peor de la muchachita de vidrio compungida es que algunas noches, temiendo
romperse, comienza a gritar de pura desesperación y me impide conciliar el
sueño.
Por suerte hoy he conseguido que mi médico me
recete barbitúricos.
Luz Leira Rivas
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