El Libertino
—Perdón—susurró una voz de
barítono a mi lado. Pasó delante mío rozándome las piernas y se acomodó en el
asiento contiguo. Bebió del refresco y lo dejó a un lado, cogió las palomitas y
se metió un par de ellas en la boca. Yo lo estaba mirando de reojo y se dio cuenta. Se giró y me ofreció. Negué con la cabeza
mientras me llevaba un regaliz a la boca.
Las luces se apagaron del todo
y empezaron los trailers. Noté una mano subiendo por mi pierna y me sobresalté.
Se paró en seco. Cuando fue a retirarla creyendo una negativa, me aferré a su
mano y ambos nos relajamos. Aquellos dedos hicieron maravillas debajo de mi
falda. Se podría decir que tuve un orgasmo de cine. Yo hice lo propio por él.
Después de la película se
volvieron a encender las luces y pude ver su cara y su sonrisa perversa.
—¿Te ha gustado?
—Bah… normalita—le dije.
—No sueles quejarte…
—No suelen tener este final
—¿Estas hablando de la
película?—preguntó.
—¿De qué hablabas tú?—sonreí.
La sala se había quedado
desierta, se incorporó un poco y me besó.
—Eres mala, esposa mia…
—Y tu un libertino.
Helen C. Rogue
1 comentario:
Este me ha gustado mucho.
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