Película de una vida
Caminaba presuroso cogido de la mano de mi padre, y atado dulcemente a una manzana de caramelo que paladeaba con glotonería. Era la primera vez que acudíamos a un cine. Sobre la marquesina de la entrada, un enorme cartel anunciaba: Robin de los bosques. Previa propaganda del régimen, la proyección. Todo un éxito.
Pronto pasaron los años y la niñez dio paso a una pausada pubertad. Quedé con unos amigos y fuimos a ver El tesoro de Sierra Madre. Nos sentamos en la fila de los mancos. Dejamos a Carlota en el medio.
En un suspiro, transcurrieron diez primaveras más. Pronto, me vi llevando de la mano a una jovencita que se afanaba en roer una enorme piruleta. Íbamos a ver La Vuelta al Mundo en 80 días. Carlota, nuevamente embarazada, se había quedado en casa.
La sesión continua de la vida proseguía imparable. Se estrenaba la polémica, El último tango en París. Acudí yo solo.
Tres décadas después, ya peino canas en esto del celuloide. Pero, hoy, ha llamado el mayor. Me lleva a ver Avatar, o algo así, le he entendido. Voy cogido de su mano, cosido torpemente a un bastón.
Entramos.
Ya empieza. ¡Vaya!, que cosas…
Ricardo Cid Paz
(Microrrelato seleccionado en el I Certamen de Microrrelatos sobre el Cine Arvikis - Dragonfly 2010, Posteriormente incluido en el libro "El Beso" Microrrelatos sobre el Cine
( Ediciones Cardeñoso, Vigo 2010 )
3 comentarios:
Entrañable recorrido de una vida, desde la manzana de caramelo al bastón, "con el cine como película"
Ya me gustó cuando lo leí en el libro compilatorio del premio.
Felicidades.
Javier, las fotos que ilustran el cuento muy acertadas, como acostumbras.
Un beso.
Es un relato estupendo. El final lo explica todo a la perfección. es una suerte poder haber visto películas en el cine de la calidad de "Robin de los bosques" o "El tesoro de Sierra Madre". No es extraño, entonces, que "Avatar" hoy nos parezca decepcionante.
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