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PAQUITA RUIZ
Félix Domingo Ayuso
Paquita Ruiz se afana, esta mañana, en arreglarse con esmero porque la
supervisora de la empresa de limpieza donde trabaja, la ha citado en su despacho.
A sus 51 años, ahora ante el espejo, se ve más relajada y guapa que
nunca. Le embarga una dulce felicidad muy diferente a ese simulacro de dicha
conyugal que soportó durante su
matrimonio.
Cuando Manolo, le confesó (aunque ella ya lo sabía) su lío con una joven
compañera de oficina, no la importó porque su decisión de separase estaba
tomada.
Recién casados, el tal Manolo, estableció normas semejantes a un
contrato mercantil “Atenderás y solucionaras cualquier problema doméstico,
procurarás que no me falte de nada y criaras a nuestros hijos”
Las cláusulas encorsetaban su vida y su amor no la ayudaban a
comprenderlo.
Manolo a cambio se comprometía al mantenimiento
económico. Solo faltaba la firma notarial.
El nacimiento de sus hijas le proporcionaron mucho gozo y….mucho
trabajo, ahora eran adultas, independientes. La mayor no entendió nada y le
aconsejó resignación, sin embargo la pequeña la apoyó y pasó a convertirse en
su confidente.
Esa fría mañana Paquita Ruiz, sin aún saber que la van a proponer un
ascenso, camina ligera, libre y feliz.
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