THE
END
Sandra Monteverde Ghuisolfi
Cada tanto soñaba con la muerte. Con su
propia muerte. Y la experimentaba como si fuera una película y él su
protagonista.
Falleció de de muchas maneras. Las que más
le gustaban eran la del fantasma
de Gosht, donde se fue con luz y estrellitas incluidas y la de Sirius el
padrino de Harry Potter, pues jura que rozó el famoso velo al caer a través del
arco encantado de la muerte. A propósito de caídas, una vez se zambulló en las
fauces de un tiburón gigante, pero el hecho le provocó un vértigo tan espantoso
que al rememorarlo se mareaba.
Supo lo que era sucumbir a causa de diversos
impactos: balas de todos los calibres, estocadas de espadas, dagas, sables y
alfanjes, dardos con y sin veneno y golpes con los objetos más inverosímiles.
Feneció en manos de villanos, piratas, cómicos, gánsteres, cowboys, indios,
superhéroes, en definitiva, que tuvo todas las muertes de película que pudiera
imaginar.
Pero su fin no fue de cine, sino de
televisión. Alguien, en algún lugar, apretó el botón de Off de su control
remoto y sin The End, ni nada parecido, la pantalla de su vida se oscureció
súbita y definitivamente.
AQUÍ TERMINA LA PUBLICACIÓN DE LOS MICRORRELATOS
CORRESPONDIENTES A LA SELECCIÓN DEL VI CERTAMEN DE MICRORRELATOS "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2015,
QUE INTEGRAN EL LIBRO "R.I.P (1895-2015)"
EDITADO POR EDICIONES CARDEÑOSO