RAÍCES DE PAPEL PUBLICACIONES Y PREMIOS

lunes, 29 de octubre de 2012

El destino nos ata y nos desata, reseña de Ana María Castillo Moreno



El destino nos ata y nos desata, reseña de Ana María Castillo Moreno

Leo y releo con curiosidad y deleite este poemario de Juan Calderón Matador y me reafirmo en la opinión que al acercarme sus primeras obras tuve sobre él: una persona dotada de una gran sensibilidad y buen gusto, amén de la  maestría necesaria para imprimir en sus poemas estas preciadas cualidades.
Hay en el prólogo que le dedica Blas Muñoz Pizarro un párrafo, el último, que resume de un modo bastante acertado el contenido y el continente de esta obra en particular y de su quehacer artístico en general: “…un viaje intenso hacia la verdad y hacia el amor. Y, sobre todo, un poemario en el que la palabra alcanza una madurez poética sorprendente: esa que consigue, si sabemos buscarla, en justa correspondencia, llevarnos a su altura y a su centro. Como el amor.” Espléndidas palabras. Esta obra de Juan Calderón es, ante todo, una expresión de amor hacia sí mismo, primero y, como prolongación de la reconciliación amorosa con uno mismo, una expresión de amor hacia la humanidad.
El destino, en efecto, nos ata y nos desata en un vaivén de búsquedas, encuentros, desencuentros, olvidos y memorias.
Antes de centrarme en la lectura, sentí curiosidad por conocer su estructura y me agradó ver que los poemas están agrupados en diferentes partes; lo cual me llevó a pensar en la existencia de un argumento, una progresión en el discurso, no una mera sucesión de poemas. Esta característica aporta a la obra la intensidad y la calidad de un trabajo meditado, interiorizado.
Al hojear el  libro, me llamó la atención la cantidad de citas con las que inicia cada una de las partes. Ellas sitúan al lector, de algún modo, en la antesala de lo que va a leer a continuación. Son reflexiones hermosas, tanto en la forma como en el contenido, pero en nada imprescindibles a la hora de aportar valor a este poemario, pues los poemas que lo componen se bastan por sí solos para dibujar el alma del que los escribe.
Por fin, me adentré en los versos. Fue llegar al tercero y sentir de inmediato la complicidad con el autor: “Es verdad/que el tiempo y sus conjuros nos robaron/el fuego del origen/…” Es este verso, “el fuego del origen”, el que despertó aún más mi curiosidad por conocer el contenido de este poemario. ¿Se referirá Juan al momento anterior al nacimiento, cuando elegimos, decidimos la vida que hemos de vivir? ¿Hablará este libro también de vidas anteriores a esta vida en la que repetimos encuentros, amores y desamores que al nacer olvidamos? Al acabar la lectura de este libro, así lo pienso. Al menos es el ángulo desde el que a mí me ha llegado. El poema, como toda obra de arte, tiene la mágica capacidad de transmitir tantos mensajes como personas se acerquen a él. Es más, a una misma persona, incluso al mismo autor, le despertará sensaciones diferentes en los diferentes momentos en los que lo lea.
Si tuviera que resumir el contenido de este poemario, diría que el mensaje es el siguiente: al nacer venimos con un destino elegido por nosotros. Cumplimos con este destino, la mayor parte del tiempo, de un modo inconsciente. Hasta que nuestra alma empieza a despertar, a recordar, a intuir que nada es casual, que todo viene a nuestra vida para completar el puzzle. Es entonces que empezamos a saborear el momento, a reconocer al otro, a reconocernos en todo y en todos. Es entonces que comprendemos que el origen y el final es siempre el mismo. Podríamos vivir miles de vidas y en todas ellas el objetivo sería uno: EL AMOR.

“EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESTA” está dividido en tres partes: La inquietud de la espera. Lo que fuimos antes de que la barca cruzase la otra orilla. Cerrando el círculo.

A lo largo de ellas, la distancia del autor frente al discurso es totalmente coherente con la imagen del círculo: comienza hablando en primera persona, continúa haciéndolo en tercera y finaliza de nuevo con la primera.

-En la primera parte, el yo se dirige a un tú.

El primer poema, “Corriente”, resume el sentido de la vida y deja bien clara su intención de vivirla, de saborearla: “que hay mucho que vivir/y el río corre en calma.”(pag.25)
Hay en esta parte poemas magníficos, como “Lluvia”, en el que nos dice que los años nos van modelando con la intención de lograr la sintonía que nos ayude al reconocimiento de lo que somos. Para alcanzar esta sintonía, es preciso tener “el zurrón vacío”(pag.29) y así, libre de ataduras, gozar de lo sutil, “Ya sólo me alimento de tu aroma”.(pag.30)
En los poemas “Presentimiento” y “Certeza” se expresa el vislumbre del conocimiento y luego la seguridad de lo presentido. Son poemas maravillosos en los que el autor nos sorprende con versos como: “Me pregunto cuál es tu nuevo rostro,/…/y sé que hemos de hallarnos/para cerrar el círculo/que no supimos concluir entonces.”(pag.34) “Borracho estoy de sol y espuma fresca/en esta soledad en la que espero/seguro de que hoy/regresarás de siglos.”(pag.35)
Hay un poema, el penúltimo, que llama la atención por su brevedad en comparación con los otros. Se trata de “Libretos”. Está sabiamente colocado casi al final de este período de búsqueda, porque en este instante de reencuentro con el otro se hace preciso comenzar casi de cero “en pergaminos nuevos”(pag38).
Termina esta primera parte con “Signos” y, dentro de él, con el verso “Abandona los lastres.” (pag39). No existe otro modo de acercarse al amor.

-En la segunda parte, habla en tercera persona.

Toma distancia y contempla a los amantes en otro tiempo, en otra vida, con otros rostros y otros cuerpos. A  través de poemas muchos más breves que los anteriores, nos da cuenta del gozo del encuentro amoroso y el dolor de la separación por la muerte. Impresionantes imágenes se suceden a lo largo de estos versos: “y el amor/ se quedó a medio hacer en los fogones.”(pag50),  “desde su traje/de tablas y barniz,/laberinto de rostros y carcoma,”(pag52), ”Ella se abrió la voz/con un muñón de hormiga…”(pag59), “Los pensamientos, como humo,/dibujan cicatrices en el tiempo.”(pag60).
Se habla de muerte y de un encuentro con la Luz. En el precioso poema titulado así, “Luz”, en el que se describe el encuentro con el Paraíso de un modo que sobrecoge por la delicadeza, la ternura.
Hay un solo poema, en esta segunda parte, en el que el autor deja de expresarse en tercera persona para dirige a un tú. Se trata “Reencuentros”. Aquí descubrimos otra de las claves del poemario: en otra vida, los amantes de ahora, también se habían amado y, a pesar de la muerte, algo que perdura en la memoria impulsa a “…planear reencuentros/fechados en ignotos calendarios.”(pag56)

-En la tercera parte, vuelve a manifestarse como protagonista del verso dirigiéndose de nuevo a esa segunda persona.
  
Se cierra el círculo. Los amantes se reconocen. Con este mensaje comienza: “Y ahora que ya sabes quiénes somos/regrésame a la llama, lumbre hazme.”(pág.65)
Destaca en esta parte un poema estupendo, SEÑALES, poema cuya brevedad, solo cuatro versos, contrasta con la extensión del primero y el tercero, entre los que está situado. No me resisto a escribirlo aquí: “Hay señales de Dios/en tu mirada./Mi vida es oración/a ese linaje limpio de tus ojos.”
  ¿Qué más se puede decir? Todo queda tan claro, la conclusión es tan sabia, tan completa…
Se suceden imágenes sugerentes, bien trabajadas, como en el resto del poemario. Por citar algunas: “…/poniéndole calor de corazón/al alabastro de la vida,”(pág.67) “Me aquieto en la hondonada de tu vientre/y allí, al amor del emparrado,/desgrano los pezones,  sin apremio, como un ramo dulce de ternura.” (pág71) “Tú me tejes los días/con las hebras de mosto de tu pubis.”(pág. 74)”Tu voz es un abismo/por el que me descuelgo amablemente/hasta el balcón del alba.” (pág.78)
Acaba con “Pactos”, en el que le insiste  a su amante en la seguridad de que se han reencontrado para cumplir con un pacto que ya no debe ser aplazado. Así que “Esta vez ha de ser definitiva,/cumplamos nuestros pactos legendarios.” (pág.81)

“EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA” es un poemario delicado, bello en el fondo y en la forma, profundo. Los versos se deslizan ante los ojos y los oídos del lector envueltos en un ritmo suave, sugerente, proporcionado por la sabia combinación de heptasílabos, pentasílabos y endecasílabos. Alternan en el libro poemas largos con poemas breves, siendo en estos donde, en mi opinión, la obra alcanza mayor lirismo.

Mi enhorabuena al autor y a todo aquel que tenga a bien acercarse a estos versos.


                                                  Ana María Castillo Moreno

sábado, 27 de octubre de 2012

"VIERNES NOCHE" DE PEIO CRESPO GONZÁLEZ, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL II CERTAMEN DE MICRORRELATO SOBRE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2011. (CON ESTE MICRORRELATO TERMINAMOS LA PUBLICACIÓN CORRESPONDIENTE A LA EDICIÓN DE PREMIOS 2011)



VIERNES NOCHE


Cuando llegué de trabajar me la encontré dormida, en el sofá. Acurrucada en su manta preferida. Un ángel. No esperaba que estuviese despierta. Su cuerpo y su mente se rinden con facilidad ante la fuerza del sueño. Había estado llorando. Varios pañuelos arrugados descansaban sobre la mesilla. Me acerqué a su rostro. Un par de gotas negras recorrían sus mejillas hasta quedar secas, inmóviles. A su lado, y esparcidos sobre el sofá, varios plásticos de colores. Bombones. Chocolate para calmar la ansiedad. Ansiedad sufrida por... ¿mí? Empecé a preguntarme qué había hecho esta vez. ¿Sería algún comentario fuera de lugar? ¿O tal vez la ausencia de una palabra dicha en el momento apropiado? Repasé mentalmente el día. Dos llamadas por teléfono. En ninguna parecía triste. Al contrario, se la veía vital, con energía. Los viernes acostumbra a estar de buen humor. ¿Algún problema con su madre? ¿Con alguna amiga? ¿Tal vez mala conciencia? ¿Había otro hombre en su vida? ¿Ya no me quería cómo...?
—Hola cariño. ¿Puedes llevarme a la cama?
La cogí en brazos y le di un beso. Al retirar la manta algo cayó al suelo. Un DVD. El Diario de Noah.

Peio Crespo González (Valencia)



miércoles, 24 de octubre de 2012

"VARIACIONES" DE ROSANA ALONSO FERNÁNDEZ-GARCÍA, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL II CERTAMEN DE MICRORRELATOS SOBRE CINE ARVIKIS-DRAGONFLY 2011




Variaciones

Su  madre achacaba el portento al fantasma travieso del antiguo acomodador de la Filmoteca. Sus amigos, más escépticos, estaban convencidos de que  era un fenómeno atribuible a la capacidad evocadora de su  inconsciente. Él no sabía qué decir, cómo explicar la emoción que experimentaba cuando la sala quedaba a oscuras.
La primera vez estaba viendo Casablanca y en la escena final,  observó estupefacto cómo Ilse abofeteaba a  Rick para luego abrazarlo mientras el avión despegaba  sin pasajera rumbo a Lisboa. A partir de ese momento, todas las películas empezaron a sufrir alguna modificación: a veces eran cambios tan  pequeños que apenas afectaban al devenir de los hechos,  pero en otras ocasiones la alteración producía el efecto de estar viendo una película nueva.  Tanto los espectadores eventuales como los médicos  que le trataban y el director  de la Filmoteca estaban confundidos ante la situación. Dedicaba cada semana a una película y disponía de siete versiones, una por día, con las que disfrutar. Eso que los demás llamaban realidad  dejó de importarle definitivamente. Para él no era sino el predecible goteo de los días, algo burdo y falso ante  la incuestionable existencia de lo que ocurría ante sus ojos cada tarde.
Rosana Alonso Fernández- García,  Camarma de Esteruelas (Madrid)


martes, 23 de octubre de 2012

"UNA VIDA DE PELÍCULA" DE ALEJANDRO PAREDERO PÉREZ, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL II CERTAMEN DE MICRORRELATOS SOBRE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2011

Foto doctormacro.com


UNA VIDA  DE PELÍCULA


Un tal  ciudadano Kane siguió el camino de baldosas amarillas en busca de  las luces de la ciudad que se dibujaban a lo lejos. En su odisea personal estuvo bailando con lobos, cantando bajo la lluvia, y doce hombres sin piedad le enseñaron que la vida es bella, que a un ladrón de bicicletas no lo mueve necesariamente la perversidad y que, en estos tiempos modernos,  matar a un ruiseñor persiguiendo la quimera del oro únicamente se paga con cadena perpetua.  

Un bonito amanecer, al volver la vista atrás, se supo con la muerte en los talones, y lejos de pensar en su perdición, se alegró profundamente, pese a no haber alcanzado su destino, de no haber cogido aquel tranvía llamado deseo y haber seguido esos senderos de gloria hasta alcanzar el merecido crepúsculo de los dioses, donde uno ya no se preocupa por lo que el viento se llevó, y únicamente se escucha ya el silencio de los corderos.

Alejandro Paredero Pérez (Murcia)



sábado, 20 de octubre de 2012

Reseña del poemario EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA, por Soledad Cavero



"Los dados del destino" Técnica Mixta  (Javier Bueno)

Reseña del poemario EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA,
por Soledad Cavero

Cuarenta y cuatro poemas, divididos en tres partes,  componen este nuevo libro de Juan Calderón Matador, titulado El destino nos ata y nos desata.
No sé si el poeta eligió este número por ser capicúa o lo hizo guiado por el  simbólico atributo que pudiera aportar a su obra. La capacidad que Juan Calderón tiene al descorrer el velo que oculta el misterio del amor, nos hace sospechar que no hay nada gratuito en estos versos. El poeta conoce bien el oficio y se sumerge de lleno en las turbulentas aguas del amor, sintiéndose arropado por el descubrimiento de lo verdadero. El destino es el enigma que el tiempo va desgranando, según sus propias sensaciones van acoplándose a la verdadera llamada del amor. El despertar de los sentidos ante la belleza de la entrega no conoce más camino que la autenticidad. Camino que no por ser a veces fácil deja de modelar el Ser como el agua modela la piedra más dura: “ Así los años/ sobre la piel nos rulan/con una decisión de modelaje”,  nos dice Juan arañando el paso del tiempo como vía de desarrollo interior y conocimiento de sí mismo. A veces  le atenaza el desaliento, como si el destino evanescente se diluyera en la opacidad de lo cotidiano, haciéndole regresar hacia el pasado:  “Contra un pecho que vive de añoranzas/ y esta vida con vocación de muerte”, expresa convocando el amor  en un  halo de ternura y desengaño al mismo tiempo. Desengaño translúcido porque al fondo de esa realidad existe un conocimiento de la realidad amorosa.
El paso de los años y  el poder de lo imprevisible van asociados  . El tiempo, según los instantes  vividos, se dispara o detiene dentro de la observación interior. El enigma del misterio amoroso  rompe fronteras para indagar en el NO tiempo  más allá del círculo de una vida: “Se ha detenido el tiempo/ que nos ata y desata,/ porque yo te conozco/ igual que tú me sabes”, manifiesta  en el último  poema de la primera parte, mucho más intimista que las otras.
En los poemas de la segunda parte Juan Calderón continúa con  cierta nostalgia : Se despide con tristeza de la perdida inocencia y recuerda que: “Los ojos de los muertos/ son un largo pasillo” No sin hacer regresar antes del silencio a la persona que en  momentos determinados  dejó sus  huellas marcadas para siempre. Las imágenes simbólicas de estos poemas nos conducen  hacia el pasado también, pero algunas lo hacen como desde el filo de un espejo en el que desapareciera al final la propia imagen. Hombre y mujer parecen enfrentarse a un  desafío . La interpretación del poema  “Nombre” (Pag,59)  por ejemplo, habría que hacerla  desde un abismo, dadas las  resonancias surrealistas que tiene. De ahí que ciertos poemas nos introduzcan de lleno en el misterio personal de la interpretación: “Ella se abrió la voz/con un muñón de hormiga y de la llaga/emergió como incendio/ un hombre varonil, que se hizo grande/ hasta engullirla entera”. El lenguaje, cargado de signos, aflora para hacernos profundizar en las múltiples asociaciones que contiene.
En la tercera parte el poeta aborda  con sencillez lo cotidiano del amor y los hechos de la vida. Escritos  estos poemas en segunda persona del singular la ternura emerge en el despertar de cada día “Huele a café y pan tostado./No hay rincón en la casa/ donde el amor no asome”,  afirma saludando la mañana agradecido. La vida es celebrada como un regalo, aunque  sabe que el amor es frágil y   el  viento puede  “Agrietar la techumbre”.  Sin embargo, el poeta asume  una vez más el  destino y  afirma convencido que traemos una “ Misión oculta”.
La desnudez  y conocimiento del  lenguaje utilizado, dentro del simbolismo que nos transmiten ciertos poemas, nos estimulan a seguir estas páginas  con verdadero interés . No en vano Juan Calderón ya tiene un largo recorrido poético. El libro se cierra con estos versos: “Hazme caso y permite que el amor/ haga su nido en nuestra playa”.

Soledad Cavero



miércoles, 17 de octubre de 2012

Reseña de JAVIER BUENO (ARVIKIS) del poemario "El destino nos ata y nos desata", de Juan Calderón Matador



Reseña de JAVIER BUENO  (ARVIKIS) del poemario "El destino nos ata y nos desata", de Juan Calderón Matador

El último poemario de Juan Calderón, "El destino nos ata y nos desata", se mueve por caminos poco transitados. El autor, en esta ocasión, nos invita a la reflexión sobre la transcendencia del ser humano, a ir más allá de la vida y la muerte, para encontrar respuestas al laberinto existencial de las relaciones humanas, al margen del modelo de vehículo de experimentación humana, de sensaciones y emociones, que nos haya tocado pilotar.

Este poemario que hace el nº 8 del autor, tal vez no sea casual, viene, como es obvio, después de otros 7. La vida se estructura en septenios, que constituyen por si mismos unas etapas vitales, en las cuales se debe realizar un determinado aprendizaje para la evolución del espíritu. Superado este periodo ya estamos listos para ser modelados. El poeta ha consumado esas etapas y ha llegado a la madurez existencial, así nos lo hace saber al compartir con nosotros unos versos de impactante hermosura. En este tránsito por el espacio - tiempo, vida - muerte, tal vez queden sólo bosquejados aspectos ocultos de la esencia humana. Quizás el autor deba seguir indagando en estos mundos paralelos,  para que nos ofrezca más información sobre los mismos en otro poemario, en donde el 8 aparezca tumbado. Pero, seguramente, todavía debemos esperar, él y nosotros, a otras vidas donde, tal vez, se superponga el continente al contenido.

¡Enhorabuena! y gracias por este bello regalo.

                                                                                                        Javier Bueno Jiménez




domingo, 14 de octubre de 2012

"UNA VIDA DE CINE" DE FRANCISCO JAVIER LAVÍN RUIZ, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL II CERTAMEN DE MICRORRELATOS SOBRE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2011




“Una vida de cine”
           
La pantalla, sus personajes, sus vidas inalcanzables rivalizaban en brillo con un cielo sin nubes cubierto de estrellas. La colina del autocine era el lugar perfecto y la media noche era el momento perfecto, para contemplar la lluvia, la lluvia de estrellas, de estrellas fugaces. Aurora con once años y su muñeca, “La Princesa Aurora”, contaba estrellas fugaces. Una, dos,…, quince,…, veintisiete  estrellas, un único deseo: una vida de cine. Aurora cubrió los ojos de “La Princesa Aurora” con su dedo índice, Aurora cerró sus ojos, “Deseo ser princesa. Deseo bailar en un palacio sobre un suelo de mármol y bajo lámparas de cristal en el salón de espejos”… Existe un dicho popular que reza así: “Ten cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad”… Aurora con veintisiete años trabaja para la compañía de limpiezas “Palacios”, saca brillo a retretes, ventanas, espejos, suelos y lámparas, su marido es camarero y se llama Felipe. Felipe no es príncipe y llama a su esposa Princesa. Aurora es feliz.

Francisco Javier Lavín Ruiz (Santander)



jueves, 11 de octubre de 2012

EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA, de Juan Calderón Matador. (Una propuesta de análisis, por Ricardo García Fernández)




EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA, de Juan Calderón Matador.
(Una propuesta de análisis, por Ricardo García Fernández)

   El nuevo poemario de Juan Calderón Matador, El destino nos ata y nos desata, es el planteamiento lírico de una concepción amorosa. A lo largo de su lectura, los poemas funcionan como las distintas piezas de única manera de entender el amor, tema principal de la obra. Este sentimiento, como se verá a continuación, se caracteriza por la pureza, la fidelidad, el carácter platónico y una combinación perfecta entre espiritualidad y sexualidad, expresándose siempre a través de la serenidad y la reflexión con unos recursos formales que entretendrán a cualquier analista.
   La pureza de este amor se hace patente en cuanto se levanta como una emoción cuya fuerza no se ve reducida al género. El sujeto poético tan pronto se expresa en femenino como en masculino; y la figura amada, es amada ante todo sin importar si es masculina o femenina (Me pregunto cuál es tu nuevo rostro,/ si serás Él o serás Ella). Podría interpretarse como bisexualidad, si se quiere, o como la superioridad del amor por encima de  prejuicios y convenciones.
   A pesar de que múltiples rostros amados (imagen obsesiva del autor) se entrecrucen, siempre queda la sospecha de que sean el mismo con distintas formas; se reniega de aquellos que no cumplen esta creencia; y el canto a la fidelidad es una constante. Para reparar en ella bastaría con analizar las imágenes que se refieren a las personas que podrían irrumpir en la relación: una alimaña que canta “melodías de sangre y de colmillo”, una mujer haciéndose pavesas “entre sus propias llamas”, “ladrones/ que puedan sustraer nuestro rescoldo”, “pájaros hambrientos” que buscan la rapiña…
   El carácter platónico se manifiesta en las numerosas ocasiones en las que se presenta una búsqueda amorosa en continua oscilación entre lo alcanzable y lo inalcanzable. Predomina el enamoramiento repentino, profundo y luminoso; la alarma de su fugacidad y el deseo de que permanezca. Y, ante todo, lo que se expresa con más insistencia es la idea de que el enamoramiento equivale al reencuentro con el ser amado de una vida anterior, ya olvidada: “Dime, si es que lo sabes, / en qué lugar lejano/ asumimos la vida codo a codo./ El tiempo,/ travieso duende,/ nos ha borrado el rastro de otros ciclos”.
            La espiritualidad cubre por completo el tratamiento amoroso hasta el punto de poder hablar, sobretodo a partir de la segunda parte del poemario, de misticismo. De esta manera, a la unión amorosa se le llama “comunión”; en la mirada del amado se ven señales de Dios y la vida con él se entiende como “oración”. La sustancia embriagadora y placentera que coincide con el encuentro absoluto con el otro, denominada “licor” y repetida tantas veces por los místicos españoles, también aparece aquí. Sin embargo, en estos poemas el otro no es Dios, sino el amado; y no se refiere a una realidad abstracta tan difícil de desentrañar: “Antes de anochecer/ eran ya prisioneros/ de aquel dulce licor desconocido.”
   La utilización de la figura de Dios parece realizarse de una manera popular y folclórica. Cuando se le menciona se formula un deseo, encarnando la idea de destino o azar: “Dios mío,/ que no pase de largo.”
   Por otro lado, esta espiritualidad es combinada armónicamente con un fuerte erotismo de evidente carga sexual: “Ensalivo la flecha/ me hundo en ti”.
   El tema del amor, presente en toda la obra, despliega otros subtemas como el destino, elemento articulador de la concepción amorosa en cuanto al platonismo y la espiritualidad, y motivo evocador del título general; el paso del tiempo, preocupación por la que se invita al Carpe Díem amoroso; y la muerte. Algunos poemas, excepcionalmente, sorprenden por el tratamiento magistral de alguno de estos temas con independencia al del amor. Por ejemplo, aquellos que retratan a un suicida, a los avaros herederos de un fallecido, o a una mujer cuyas lágrimas por la pérdida del ser querido le impiden percibir la visita extraterrenal de este.
   Estilísticamente, esta temática se desarrolla mediante numerosas figuras. Entre ellas cabe destacar  la utilización del símbolo y la metáfora. La simbología más destacada es la de los elementos (aire, fuego, tierra y agua), que podría conducir a la clasificación de los poemas según el elemento dominante en cada uno de ellos, como también podrían clasificarse según los sentidos (vista, gusto, oído, olfato y tacto) presentes, que refuerzan la sensualidad y el erotismo del discurso. Aunque en menor medida, también llama la atención el uso de símbolos cósmicos, acorde con el misticismo y la espiritualidad, como el Cangrejo y el Carnero, designando sus respectivos horóscopos.
   En cuanto a la utilización de metáforas, predominan las que Victoria Escandell, entre otros, denomina “metáfora de identidad” y según la cual un primer término, imaginario, se une a un segundo, real, mediante la preposición “de”: “con las hebras de mosto de tu pubis”. En segunda posición, queda la metáfora unida a su término real mediante una aposición: “La vida,/ ese vaivén que lleva el río”.
   En otra ocasión se podrán desarrollar otras cuestiones, como el de la selección e innovación léxica en palabras como “calofrío” o “otoñeciendo”.
   Métricamente, esta poesía se caracteriza por el uso de un verso blanco, sin rima, cuya medida oscila del verso trisílabo al alejandrino, predominando el heptasílabo junto al eneasílabo y el endecasílabo, combinados con plena libertad en cada una de las composiciones. Se podrá observar que siempre es el verso el que se adapta al contenido y no al revés. Y que las unidades sintácticas coinciden con las métricas, logrando un equilibrio y una armonía casi renacentista, que se rompe a partir de la tercera parte del poemario, a través de numerosos encabalgamientos, sugiriendo el final de la obra, la ruptura del encuentro con el poeta, los suspiros que lanzan los desenlaces: “luego canta la noche/ el aria del adiós, mientras regreso”.
   El lector puntilloso reparará en algunas irregularidades métricas. Pero el lector doblemente puntilloso se percatará de su clara intencionalidad y el efecto que se logra mediante estos procedimientos. Por ejemplo, frente a la ausencia de rima se podrán encontrar algunas asonancias. En “Aún guardan las sábanas el eco/ de bravas galopadas./ Cajas sin fondo, los balcones/ le dan albergue al último jadeo.”, dicha asonancia evoca el mismo eco del que hablan los versos. Frente al sistemático uso de la sinalefa, en ocasiones se rompe. Así, refiriéndose al recorrido por el cuerpo amado, se dice en un endecasílabo “vereda a vereda, poro - a poro”, produciéndose una breve pausa al final del verso, emulando el ritmo lento del sensual recorrido. Incluso la ruptura de diptongos se llena de significado, como en el endecasílabo “girando un quitasol insinu - ante”, donde el alargamiento en la pronunciación de la última palabra, inspira el movimiento descrito en el contenido.
   En conclusión, y sin querer anular otras opiniones, podrá afirmarse que el lector, entre estas páginas, descubrirá numerosos hallazgos. Quien tenga un mínimo de sensibilidad, podrá disfrutar con su lectura y desentrañar no sólo una concepción amorosa y una visión general de temas universales, sino también una poética formal que analizar y, por qué no, también juzgar de aquí en adelante.
     Ricardo García Fernández                                                                                                   

lunes, 8 de octubre de 2012

Reseña de ÁNGELA REYES sobre el poemario EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA, de Juan Calderón Matador

Foto Pintura de Mustafa Ata

Reseña de ÁNGELA REYES sobre el poemario EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA, de Juan Calderón Matador


El destino nos ata y nos desata es el noveno poemario de Juan Calderón Matador. Es un autor extremeño y polifacético si los hay. Además de versos, escribe cuentos, teatro, compone canciones, es pintor y cantautor. 

Ésta, su última entrega, es un poemario condensado en cuanto a sentimientos, ameno en la forma de exponerlos y comprimido en palabras puesto que algunos de los poemas no pasan de los seis o siete versos. Es lo que pudiéramos llamar un libro de pensamiento que el autor utiliza para cantar al mundo pequeño y cotidiano; ese mundo que nos rodea y que él ha sabido elevar a categoría humana. Lo que Juan Calderón glosa puede ser material o espiritual (como la tapia y la tristeza), volátil o inamovible (como la pavesa  y el nombre), visible o   solo perceptible por los sentidos (como la cicatriz y el olor). De esta manera, el lector se ve envuelto por la fría  realidad que aportan el contestador, la escama, el laberinto, por ejemplo, y por la magia  de nuestros cinco sentidos que nos llega con poemas dedicados a la lluvia, el grito, el aroma,  el licor. Repito: mundos entrañables, necesarios y que por tener al alcance de nuestra mano no apreciamos.         

Dividido en tres partes, recoge una cincuentena de poemas a los que no les falta el ritmo del verso bien medido ni les sobra la pincelada del adjetivo surrealista, que tanto se  agradece en poemas breves.    

                                                                                                  Ángela Reyes



sábado, 6 de octubre de 2012

Reseña de ISABEL DÍEZ SERRANO sobre el poemario, EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA, de Juan Calderón Matador

Foto Internet

Reseña de ISABEL DÍEZ SERRANO sobre el poemario, EL DESTINO NOS ATA Y NOS DESATA, de Juan Calderón Matador

Desde la sinceridad, debo decir que la portada del poemario "El destino nos ata y nos desata" no me ha gustado, más parece una llamada de atención o un reclamo, que no me parece de buen gusto. Se puede decir mucho o igual pero de otra forma, y no es porque me escandalice, ni hablar, a estas alturas...

Pasando de ahí, qué sorpresa tan agradable encontrarme con la poesía de Juan Calderón, siempre auténtica, desnuda, sin recovecos, poética y lírica, lirismo íntimo, muy íntimo pero muy encomiable. Él lo sabe hacer, nos lo había demostrado ya. Poemario de amor éste, donde sin embargo no nos importa saber si es él, o ella, una mujer y un hombre, o dos hombres, como nos confiesa sin pudor, y ahí estoy de acuerdo con el autor, cada uno es como es y todos tenemos cabida y derecho en este mundo que nos asola. Juan lo sabe decir, comunicar, emocionar. Imágenes sorprendentes encadenadas o escondidas incluso tras los versos, que es preciso adivinar, no importa. "Abandona los lastres" dice y uno entiende el significado. Sugiere mucho y eso es bueno; a través de su palabra nos va llevando a un mundo poético muy de agradecer, no desconocido -por supuesto- pero -menos trillado-

Felicito a Juan Calderón en el sentido de su sinceridad, la bella forma de decir, que sigue la línea de sus anteriores poemarios y que dan la talla de un gran poeta de nuestros días. Le deseo, de corazón, un gran éxito con este libro tan valiente y hermoso y que "el agua que lo habita" siga siendo ya y por siempre "torrentera apacible", que siga dándonos sus sílabas, sus versos, para poder "sobrevivir" y despertemos todos. 

                                                        Isabel Díez Serrano


jueves, 4 de octubre de 2012

RESEÑA DE LOLA DE LA SERNA DEL POEMARIO, El destino nos ata y nos desata, de Juan Calderón Matador

HOPE (George Frederic Watts)



RESEÑA DE LOLA DE LA SERNA DEL POEMARIO, El destino nos ata y nos desata, de Juan Calderón Matador


Es un atrevimiento, por mi parte, añadir algo más sobre este libro, después del magnífico prologo de Blas Muñoz Pizarro. No obstante diré que: Juan Calderón me viene sorprendiendo desde su primera entrega poética "Camino Ancho" hasta esta última que acabo de saborear con placer : " El destino nos ata y nos desata ". 
Para mí ha sido su trayectoria como seguir a un niño desde su cuna hasta su madurez sin que haya perdido un ápice de su lírica espontánea , sin artilugios , notable y diáfana. Lo cual me causa una admiración profunda, no sólo por su buen hacer y saber, que es mucho, sino por que conserva la pureza de sus primeros pasos poéticos.

El tema amoroso, en la intensidad de sus detalles, lo eleva al rango poético en el aliento
palpable de lo vivo. Otras, al sugerir más que decir, nos deja ese espacio que precisa el lector, al incitar la imaginación de este, poetizando aún más el texto si cupiese. Transfigurando su pasión , convierte lo velado en cierto, salvando a través de los versos la ternura y la furia que reside en el máximo de los sentimientos. La tensión sorpresiva de sus poemas, nos hace cómplices de ellos, su exaltación mitigada por el tono de lo cotidiano, henchida de fascinación lúdica es un claro oscuro quizá tomado del impresionismo y es en él donde el poeta se mueve magistralmente en un sueño propio.

Un libro para volver a él en múltiples lecturas.
                                                                                                          Lola de la Serna