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EL GIRO
DEL GUIONISTA
“Después
de haber compartido tantas fantasías, después de haber intercambiado con sus
manos tantos mensajes desnudos de oportunismo, después de haber invitado a sus
voces a escucharse vía telefónica durante una larga tarde de invierno, citó a
su compañera de ilusiones en el hotel que tantas veces había soñado con inundar
de pasión a costa de sus muslos y sus labios, tantas veces imaginados como
suspirados al vacío de la habitación, sentenciados a ser perfectos, pues
perfectos imaginamos los sueños, ideales, sin manchas, sin resbalones, sin nada
que nos impida disfrutarlos al máximo, sabiendo que siempre acaban como
queremos.
Llegó
antes que ella. Llegó ella. No era de muslos bonitos, no era de labios
sensuales. Lleno de colérica impotencia, clavó su navaja en su pecho tantas
veces como tantos sueños había pinchado verla aparecer por la puerta.”
-Creo
que ya está.
-¿Has
acabado?
-Sí, un
guión más.
-Con tu
clásico final inesperado.
-Sí.
El
amigo del guionista se acercó a felicitarle. Clavó su navaja en el pecho de la
mediocre estrella del bolígrafo, tantas veces como días había estado a su
sombra, y le robó el guión, el cual nunca llegó a convertirse en película.
Fernando López García
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