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¿FEOS O INDECISOS?
¿Entro, no entro..? Si me ven…¡qué vergüenza..! pensarán. Al fin cogió la entrada y se sentó. Al tiempo de apagar las luces, se levantó el peluquín. Tantos años encima de su cabeza, que habían anidado hasta lechuzas inverosímiles de ojos achinados.
La música alegre, entrecortada por una pena malherida cubrió la sala. Se tenía por feo. Pero cuando “el feo” se enamora de la guapa, corrió al aseo. Trazó un ocho con el postizo y resopló.
Cantando “que se mueran los feos” al unísono con los chicos de la pantalla se hundió en la butaca de placer. Ring-ring, una voz al otro lado del móvil: ¿quedamos esta noche..?
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