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Escena 2ª– Estación de Tren – Interior – Día.
Llegó a la estación cargada de maletas mucho antes de la hora prevista de salida. Pero el calor era asfixiante afuera y decidió refugiarse en la sombra de aquel pequeño oasis interior.
El constante trasiego de gente que iba y venía siempre la entusiasmaba. Se sentía una espectadora sin butaca, intentando escribir el guión de las vidas de los otros viajeros.
Siempre que pisaba una estación de tren se acordaba de aquella peliculita inglesa, ‘Breve Encuentro’, deseando en su subconsciente poder vivir una historia de amor tan romántica como aquella, que en su adolescencia le fascinó. Y que con el tiempo había revisitado unas cuantas veces.
Pero allí no había cámaras, ni directores dando instrucciones a su equipo. Ella no era una señora inglesa de provincias. Y no estaban en los años 40.
Ella era una simple funcionaria que iba de vacaciones a la playa, y el blanco y negro había desaparecido, sustituido por las prisas del siglo XXI.
Y por los altavoces se anunciaban las próximas salidas y llegadas de los trenes repletos de turistas que, como ella, dejaban la rutina de la ciudad para intentar relajarse en una atestada playa de la costa mediterránea.
María Esperanza Tirado Jiménez
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