Imagen del Film "Desayuno con diamantes" propiedad de la productora y/o distribuidora |
DÍAS ROJOS DE CINE
Era
la tercera vez en aquella semana, que acudía a la sesión matinal dónde reponían
su película favorita.
La
protagonista decía: “Los días rojos son terribles y en esos momentos, lo único
que me viene bien es ir a Tiffany´s, porque nada malo me puede ocurrir allí”.
Así
se sentía ella, protegida por la oscuridad de la sala mientras las escenas transcurrían
en la gran pantalla. Al final, cuando los actores se besaban bajo la lluvia, una lágrima serena le humedecía los
ojos. Luego, las luces iluminaban
el recinto y ella regresaba a la rutina.
Como
todas las tardes, se maquillaría con intensidad, escogería una ajustada
camiseta, una falda corta y unos zapatos de tacones imposibles.
Como
todas las noches, recorrería la calle esperando el próximo cliente que sería
tan rudo, tan cruel, tan frío como el anterior y entre caricias fingidas
evocaría cada fotograma visto, cada frase pronunciada y pensaría en la historia
de “Desayuno con diamantes”. Aquella vieja sala de proyecciones era su Tiffany´s
particular, un lugar en el que olvidar el rojo intenso que teñía todos los días
de su vida.
Ana Isabel Velasco Ortiz
Un relato estupendo para homenajear la película "Desayuno con diamantes" con la cruda y verdadera historia de una prostituta, historia que la propia película quería contar.
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