DOSSIER DE PRENSA
Título: El destino nos ata y nos desata
Autor: Juan Calderón Matador
Género: Poesía
Editorial: Ediciones Cardeñoso, (Colección: Raíces
de Papel-Poesía)
Páginas: 88
Juan Calderón Matador nos muestra en su octavo poemario,
"El destino nos ata y nos desata", un canto al amor sublime, esa búsqueda perenne de la persona
que nos complementa, a la que no siempre logramos encontrar, o no conseguimos
completar con ella el círculo de
aquello que en origen se nos encomendó realizar juntos. Según la teoría del
autor, nos vemos abocados a afrontar una reencarnación tras otra, con la
obligación de buscarnos y encontrarnos, a veces con una leve memoria de
existencias anteriores otras sin una sola señal que nos indique la dirección de
búsqueda, hasta que esas misiones se vean plenamente realizadas. En ese marco,
con una playa como escenario, el protagonista del poemario intuye que ese día y
a esa hora se producirá el reencuentro con el ser amado. No sabe si en esta
ocasión vendrá a su vida como mujer o como hombre, pero tiene muy claro que
aceptará su amor, sea cual fuere su apariencia. Esas vivencias y
circunstancias, que el poemario guarda con celo y mimo entre versos de gran
altura y madurez, novedosas imágenes y metáforas enriquecedoras, tendrá que
descubrirlas el lector, que es, en definitiva, el destinatario de los poemas.
Ediciones Cardeñoso
Plataforma
Cultural Raíces de Papel
BREVE MUESTRA DEL POEMARIO
PRESENTIMIENTO
El que fuiste
ya había pertenecido
a otro pecho que nunca supo
amarlo,
a otro vientre donde dejó
más vidas,
y llegaste hasta aquella
que un día fui
cargado de cadenas y
temores.
Hoy quiero recordarlo
porque una voz me dice
que vienes de camino
y este desasosiego,
que puebla las veredas que
hay en mi
corazón,
no es más que algún mensaje
que me
envías.
Me pregunto cuál es tu
nuevo rostro,
si serás Él o serás Ella,
pero no hay inquietud en la
impaciencia,
porque tengo aprendida la
lección
y sé que hemos de hallarnos
para cerrar el círculo
que no supimos concluir
entonces.
CERTEZA
Borracho estoy de sol y
espuma fresca
en esta soledad en la que
espero,
seguro de que hoy
regresarás de siglos.
La playa es un desierto anaranjado.
Te veo en la distancia,
girando un quitasol
insinuante,
y tengo la certeza de que
eres
el Ser a quien añoro.
Reconozco tu voz, la de
otro tiempo,
tan varonil
como la mía lo es ahora.
Frente a mi desnudez tengo
la tuya
y esos granos de uvas que
me ofreces.
A nuestro alrededor nada
respira,
sólo tú, yo, y el semen intranquilo.
Somos dos bocas imantadas,
corazones buscantes desde
siempre,
dos hombres enlazados
sin que el rayo nos pueda
ya importar.
TRISTEZA
Tengo triste la nuca
como beso sin dueño,
como carta sin dirección,
sin nombre.
Este miedo me viene de otro
siglo,
de otro golpe de espadas.
Si encuentras mi dolor
abandonado,
no dejes que se quede a la
intemperie,
abrígale un rincón bajo tus
huellas.
Sopla fuerte y no dejes
que las murallas roben
nuestros gestos.