El cine
Las luces se apagaron por fin. Entonces salí de detrás del tabique donde permanecía agazapada. Todavía sentía miedo, notaba mis piernas temblorosas. Aquel fue el mejor lugar donde se me ocurrió entrar para esconderme. La sala estaba llena. No sabía cuál era el título de la película ni me importaba. Estaba asustada y me costó decidirme a avanzar entre las butacas. Esperé a que aumentara la luz de la pantalla que me permitió percibir un hueco en una fila trasera.
Tomé asiento y respiré hondo intentando relajarme. Pero cuando cerré los ojos aparecieron en mi mente las imágenes de lo que acababa de sucederme. Los abrí decidida a concentrarme únicamente en las imágenes de la película.
En frente vi una calle vacía sobre la que caía la lluvia. Una chica corría asustada huyendo de alguien que le pisaba los talones. Estuvo a punto de resbalar. Mi corazón volvió a situarse en mi garganta como minutos antes de entrar allí. La muchacha dobló por un callejón sin salida y su perseguidor la alcanzó y agarró fuerte. Entonces yo grité con toda mi energía.
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