RAÍCES DE PAPEL PUBLICACIONES Y PREMIOS

martes, 24 de abril de 2012

LA PLATAFORMA CULTURAL "RAÍCES DE PAPEL" OTORGA A LA POETA IRENE MAYORAL EL PREMIO "RAÍZ DE ORO" Y LA NOMBRA MIEMBRO DE HONOR.




En la parte superior de este blog se puede ver y descargar la revista monográfica sobre la poeta. También en la parte derecha Scribd se puede ver, descargar y compartir en las redes sociales.

sábado, 21 de abril de 2012

"EL CONCURSO" DE MARISOL MARIÑO OVIAÑO, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL II CERTAMEN DE MICRORRELATOS SOBRE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2011


Foto cartel propiedad de la productora y/o distribuidora


EL CONCURSO


Acabo de enterarme  que hay un  concurso de relatos cortos sobre EL CINE.


Me encanta la idea, ¡voy a participar en él!


Le debo tantos y tan buenos recuerdos al cine, que  quiero transmitir mi alegría. Como

se aceleraba mi corazón cuando oía decir, un domingo por la tarde  hace muchos,

muchos  años: “¿podíamos ir al cine, a la niña le encanta?”.


¡He sido tan feliz! que todavía hoy, que la vida me ha quitado tantas cosas. Que he

perdido tantas ilusiones, mi vida se alegra  con una buena película.


No pretendo dar un curso, ni decir si ésta es mejor que aquella. ¡Hay tantos gustos!.

Sólo soy una aficionada, una amante de este arte que espera ilusionada poder aparcar

sus problemas  durante un par de horas y ser feliz.


Quiero que sueñen como yo soñé para convertirse en espías, cantantes, misioneras,

enfermeras, monjas...explicarles como me veía reflejada en todas las protagonistas y

como todos los mundos cabían  en la pequeña sala de un cine de barrio.


¡Las bases del concurso indican un máximo de 200 palabras!. ¿Pero cómo como quieren

que hable  de EL CINE, en solo 200 palabras?.


¡Es imposible!...¡ No puedo concursar!


 Marisol Mariño Oviaño (Madrid)




martes, 10 de abril de 2012

"El CINE" DE RAQUEL FLORES NAVARRO, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL II CERTAMEN DE MICRORRELATOS SOBRE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2011


                                                                 
                                               El cine

Las luces se apagaron por fin. Entonces salí de detrás del tabique donde permanecía agazapada. Todavía sentía miedo, notaba mis piernas temblorosas. Aquel fue el mejor lugar donde se me ocurrió entrar para esconderme. La sala estaba llena. No sabía cuál era el título de la película ni me importaba. Estaba asustada y me costó decidirme a avanzar entre las butacas. Esperé a que aumentara la luz de la pantalla que me permitió percibir un hueco en una fila trasera.
Tomé asiento y respiré hondo intentando relajarme. Pero cuando cerré los ojos aparecieron en mi mente las imágenes de lo que acababa de sucederme. Los abrí decidida a concentrarme únicamente en las imágenes de la película.
En frente vi una calle vacía sobre la que caía la lluvia. Una chica corría asustada huyendo de alguien que le pisaba los talones. Estuvo a punto de resbalar. Mi corazón volvió a situarse en mi garganta como minutos antes de entrar allí. La muchacha dobló por un callejón sin salida y su perseguidor la alcanzó y agarró fuerte. Entonces yo grité con toda mi energía.
 Raquel Flores Navarro (Burjassot) Valencia




viernes, 6 de abril de 2012

"EL BESO DEL VAMPIRO" DE DIEGO IGLESIAS SOLANO, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL II CERTAMEN DE MICRORRELATOS SOBRE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2011


El beso del vampiro.

Mi vida cambió el día que vi un beso de vampiro en el cine. Los demás lo llamarán mordisco, pero estaremos de acuerdo que, en el cine, los mordiscos de vampiros son tan sensuales como los besos; con ese hilito de sangre deslizándose por un largo cuello sugiriendo el acto de iniciación sexual de la víctima a manos del verdugo.
El caso es que, mientras mis amigos aprendían cómo besar a las chicas con Bogart, Gable o Granger – eran muy clásicos – yo no me perdía ninguna de Lee, de Christopher Lee, claro; porque cuando besaba conseguía que las protagonistas se derritieran de placer. En el guión seguro que ponía: “la protagonista muestra el cuello y mientras Christopher muerde pone cara de morirse”. Sí, ya, de morirse..., pero de gusto.
Estaba claro el modelo a imitar. El problema surgió cuando la imitación dejó paso a la perfección y los besos de cine se convirtieron, en besos reales. La ficción se mezcló con la realidad hasta no saber cómo distinguirla mientras mis dientes profanaban esos lánguidos cuellos... La sociedad no me lo permitió. Y aquí sigo, recordando como mi vida cambió el día que vi un beso de vampiro en el cine.
 Diego Iglesias Solano (Valencia)