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A TRAVÉS DE LA MIRADA HUMANA
María Teresa García Gómez
El tiempo se le escapaba entre los dedos, y no sabía qué hacer con él.
Era tan complicada la vida de un ser humano... Siempre quiso ser como ellos,
siempre quiso sentir, amar, odiar, desear, aborrecer... pero nunca se hubiera
imaginado esa sensación es el pecho, ese dolor... un vacío interior provocado
por la malsana seguridad de que cualquier decisión que tomara sería la
incorrecta.
—Será una
intervención rápida, indolora, y pronto podrá usted ver el mundo a través de
los ojos de la humanidad.
—le habían
asegurado.
Bien, pues no le gustaba, ya no. No quería aquellos hermosos ojos
humanos, prefería volver a ser aquella criatura vacía para la que la vida no
suponía nada.
Y sus ojos humanos lloraron. Y con el dedo en alto, señalando acusador,
tomó su decisión.
Fue entonces cuando, cayendo al suelo de rodillas. Al fin comprendió la
razón por la cual tan bellas criaturas como eran las humanas habían sido
siempre tan desdichadas.
Y con una demoledora tormenta en su corazón, echó un último vistazo al
mundo a través de aquella mirada ajena y se deshizo de sus nuevos ojos, pues
admirar la belleza de aquella creación comportaba con ello un peso devastador.
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