CANDADO
Un
candado….dos lágrimas
La
añeja cancela se deslizó por su raíl haciendo ruido, separando definitivamente
los sueños de la realidad. El anciano, encorvado por la edad y por la tristeza
a partes iguales, dio un paso atrás. Con ojos vidriosos miró por última vez la
entrada al cine…… a su cine. En aquel silencioso momento le vino a la mente la
cantidad de personas que habían traspasado esa puerta en los últimos treinta
años. Familias enteras, amigos, amantes, solitarios personajes buscando animar
su alma, u otros, que venían simplemente a llorar sus penas.
También
se acordó de lo cerca que había estado de poder salvar el cine. Al final las
negociaciones se rompieron por…bueno, por lo mismo de siempre…la sombra de los
multicines ubicados en el centro comercial era muy alargada. Nadie invertía ya en
una vieja sala.
Dio un
paso al frente cerrando los ojos….y el alma. Alargó las temblorosas manos,
cerró la reja y apretó con furia el candado hasta que un clic lo sobresaltó. Se
giró con lentitud y comenzó a andar. Estaba anocheciendo y aún le quedaba una larga
caminata hasta llegar a casa.
La de
hoy había sido la última sesión.
Dos
lágrimas…un candado
José Gálvez Jara
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