Imagen Internet Rita Hayworth en GILDA. Propiedad de la productora y/o distribuidora |
NUBES
Ella entra en
escena al compás de los primeros acordes de ‘Put the blame on Mame’. Desde mi
posición compruebo que sigue tan radiante como siempre. La acaricio con la
mirada igual que hace su cabello sobre sus hombros, y cuando aquellos gráciles
dedos deslizan lentamente el guante de su brazo izquierdo, me enamoro de cada
parcela de piel desnuda. El Flamenco Dreams bulle de invitados, aunque puedo
sentir que ella canta solo para mí. Me dice que Mame provocó el terremoto de
San Francisco a golpe de cadera, también la muerte de un tal Dan McGrew.
Un ruido extraño
comienza a mezclarse con la melodía, tan insistente que acaba por despertarme.
Gruño
incorporándome sobre la cama. El pitido es fuerte y constante, acompañado de
una luz roja que parpadea desde el techo.
Rebusco en los
bolsillos hasta sacar una nueva moneda, que introduzco en la correspondiente
ranura. La luz desaparece, el sonido empieza a remitir. Cierro los ojos
reposando la cabeza sobre la almohada húmeda.
Cada vez más
caro, cada vez menos accesible. Definitivamente, soñar se ha puesto por las
nubes. Y como siempre es bueno tener alguien a quien acusar, decido echarle
todas las culpas a Mame.
Miguel Martín Cruz
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