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| Foto internet propiedad de la productora y/o distribuidora |
GRACE KELLY HA MUERTO
13 de septiembre de 1982. En la mesa que hace esquina, comienza el juego de los sábados. El sonido de la tele queda relegado a ruido de fondo.
─¿Quién no relaciona a Humphrey Bogart con “gabardina y borsalino”?
─A Marilyn Monroe con el vestido del metro…
─A la Garbo con Mona Lisa.
─¡A Gene Kelly con los aguaceros!
El joven tras la barra, armado con un paño mugriento, acaba con una mancha reseca de brandy.
Ella entró enredada en un pañuelo largo, el pelo revuelto y la falda inquieta. Se sentó al otro lado de la barra y pidió un café con la mirada entretenida en cómo sus manos trataban de arreglar el desorden.
Él se quedó paralizado, olvidó quién era, qué hacía, dónde estaban. Se perdió en el camino de la taza a los labios. Olía a laca y lucía perlas en el cuello, y en la boca.
─Grace Kelly con… ¡sacrificio! O elegancia. ¿Distinción?
En la esquina del bar no se daba tregua a aquel juego. Y ella, al rato, salió como entró: envuelta en un torbellino de pelo, falda y pañuelo.
Su parecido con una joven Grace Kelly era increíble.
En memoria de Grace Kelly (1929 – 1982)
13 de septiembre de 1982. En la mesa que hace esquina, comienza el juego de los sábados. El sonido de la tele queda relegado a ruido de fondo.
─¿Quién no relaciona a Humphrey Bogart con “gabardina y borsalino”?
─A Marilyn Monroe con el vestido del metro…
─A la Garbo con Mona Lisa.
─¡A Gene Kelly con los aguaceros!
El joven tras la barra, armado con un paño mugriento, acaba con una mancha reseca de brandy.
Ella entró enredada en un pañuelo largo, el pelo revuelto y la falda inquieta. Se sentó al otro lado de la barra y pidió un café con la mirada entretenida en cómo sus manos trataban de arreglar el desorden.
Él se quedó paralizado, olvidó quién era, qué hacía, dónde estaban. Se perdió en el camino de la taza a los labios. Olía a laca y lucía perlas en el cuello, y en la boca.
─Grace Kelly con… ¡sacrificio! O elegancia. ¿Distinción?
En la esquina del bar no se daba tregua a aquel juego. Y ella, al rato, salió como entró: envuelta en un torbellino de pelo, falda y pañuelo.
Su parecido con una joven Grace Kelly era increíble.
En memoria de Grace Kelly (1929 – 1982)
Laura Cano Liébana
Sigo a la autora del relato desde siempre en su blog lunaresenlascostillas.blogspot.com.es y siempre me contagia su magia. Perfectísimo, Sondra.
ResponderEliminar-Ru.