Bendita
ignorancia
Ya en el camerino Drácula llora desconsolado
mientras dirige su mirada al espejo. No entiende por qué no se refleja. Así no
hay forma de saber si lleva con elegancia su pelo engominado, si se maquilla
bien la tez blanquecina o si los colmillos están lo suficientemente afilados,
¡a saber la imagen que dará en pantalla! Envidia la visibilidad del Hombre
Lobo, quien se mira sin descanso en el espejo. No obstante, éste maldice entre
angustiosos aullidos su desagradable hipertricosis y envidia a Frankenstein,
quien se planta ante el espejo mientras se pregunta por el ser que lo observa
fijamente.
Qué coquetos estos monstruos! Muy divertido!!
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