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EL PRIMERO
De un
tiempo a esta parte siento que nuestra convivencia ha perdido algo. Cuando
irrumpí en tu vida, un día frío de febrero, me hiciste sentir especial;
formábamos una pareja atractiva: yo estaba hecho para ti.
Recuerdo
con cariño aquellos primeros días, tus caricias, tus besos, la musicalidad de
tu voz hablando de mí con ese orgullo mal disimulado y tu risa, esa cascada
fresca que llenaba el aire. Tras la euforia inicial en la que sólo estabas
feliz a mi lado, los arrumacos fueron disminuyendo aunque tus miradas
cómplices me mantenían en vilo.
Después tus rodajes, tus ensayos, tu mundo de película se interpuso entre los
dos, hasta que tu maravillosa
forma de actuar le conquistó a él también.
Me
consuela tener la satisfacción de
haber sido el primero. Óscar, con su pátina dorada, su estilizada figura y su
encanto, sabrá cada vez que me mire, que fue a mí, a Goya, a mi rostro
pensativo y a mi fosco cabello, al
primero que besaste.
Paloma Hidalgo Díez
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