RAÍCES DE PAPEL PUBLICACIONES Y PREMIOS

sábado, 28 de diciembre de 2013

"... NO ES BUENO" DE MERCEDES PAJARÓN PAJARÓN, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL III CERTAMEN DE MICRORRELATOS DE CINE "ARVIKIS- DRAGONFLY" 2012

-->
 
El boxeador-actor Jimmy Doyle (Foto Internet)


“…NO ES BUENO”



    La noche del estreno de “John Smith”, su director y Jimmy Doyle, la estrella del film, se quedaron pasmados al ver deambular por el cine al personaje encarnado por Jimmy.

    -Pe-pe-pe-pero John -tartamudeó el realizador-, ¿cómo has conseguido salir de la cinta?

    -Te dije que no me bautizaras con un nombre tan anodino -le espetó-, pero ignoraste mi queja…

    Y antes de que nadie pudiera reaccionar, el aludido, revólver en mano, obsequió al cineasta con tres tiros.

    Se oyeron gritos pidiendo, como si de una película se tratara, un médico. Mientras, John Smith aprovechó el desconcierto reinante para esfumarse, no sin antes sacar burlonamente la lengua al intérprete que le había dado vida.

    La policía no creyó que el culpable de tan execrable acto fuera un personaje de ficción, de modo que optó por detener al aturdido actor.

    -Estos faranduleros están como una maldita cabra -comentó el agente que se llevaba esposado a Jimmy Doyle-. ¿Cómo un personaje que sólo existe en el celuloide puede atacar a una persona de carne y hueso?

    -Vivir el cine con tanta pasión no es bueno -sentenció su compañero-. Ya ves, al final acaba uno confundiendo fantasía con realidad…


 Mercedes Pajarón Pajarón

 Autora del Microrrelato



viernes, 27 de diciembre de 2013

"MOSCAS" DE FRANCISCO JAVIER AGUIRRE, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL III CERTAMEN DE MICRORRELATOS DE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2013


 
Imagen Internet


MOSCAS

Estaba sentado en la última fila de la sala con un cucurucho de moscas enanas pintadas de blanco. Su apariencia era la de palomitas de pequeño tamaño. Nadie iba a reparar en la diferencia. La función de aquel enjambre era revolotear entre los espectadores una vez comenzara la proyección. Ésas eran las instrucciones que había recibido. Tendría que estimularlas con un movimiento rápido de la mano porque eran insensibles hasta que se las ponía en movimiento. Sólo reaccionaban al sentirse agitadas. Entonces se les encendían todos los sentidos y se volvían crueles más allá de cualquier sospecha.
Aquellos insectos eran criaturas de laboratorio. Podían actuar en cualquier recinto donde detectaran vida animal, sin distinguir entre especies, géneros o razas. Era el último grito de la ingeniería genética, fruto de una mente perversa.
El encargo procedía de una secta puritana empeñada en boicotear toda película que mostrara escenas eróticas, por comedidas que fuesen.
El sicario se había dormido antes de comenzar la función. Cuando escuchó la música que acompaña los títulos de crédito, despertó. Apresuradamente agitó el cucurucho de las moscas asesinas. Él era el único espectador en la sala.

Francisco Javier Aguirre 


 

miércoles, 18 de diciembre de 2013

"MI ABUELO NICOLÁS" DE MIGUEL ÁNGEL GAYO SÁNCHEZ, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL III CERTAMEN DE MICRORRELATOS DE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2012

-->
Imagen Internet propiedad de la productora y/o distribuidora

MI ABUELO NICOLÁS


Un día mi abuelo Nicolás quiso darme la sorpresa de su vida:

–Jovenzuelo, te invito al cine. Ya sabes, peli de calidad.

Mis alarmas se activaron. Cuando el abuelo hablaba de cine de calidad se refería al cine patrio.

Ya en la sala se confirmaron mis peores presagios.

–Abuelo, llevamos diez minutos y todavía no ha muerto nadie.

–Pues yo acabo de ver dos corazones desgarrados –me contestó sin pestañear.

–Abuelo, llevamos una hora y todavía no han disparado un solo tiro.

El abuelo me aseguró que hay palabras que se escapan de la pantalla y silban como balas.

–Y hacen más daño –remató.

Unos años después su alma también silbó rauda antes de partir. Y cuando ahora regreso a las pantallas del cine y contemplo corazones heridos, o palabras que me impactan como certeros proyectiles, comprendo que mi abuelo Nicolás estaba en lo cierto. Entonces, de alguna manera, siento junto a mí su cálida presencia.


Miguel Ángel Gayo Sánchez


viernes, 13 de diciembre de 2013

"MÉLIÈS EN LAS MANOS" DE SOFÍA GARCÍA MARTOS, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL III CERTAMEN DE MICRORRELATOS DE CINE "ARVIKIS - DRAGONFLY" 2012

-->

 
Foto Internet Georges Méliès

MÉLIÈS EN LAS MANOS



Se irá de vacaciones a Menorca, ya lo tiene todo preparado. Sentada en el borde de la cama inspira profundamente dejando que la tensión de los últimos meses vaya desapareciendo, porque lo que intuyó y lo que tanto deseaba que no sucediera, sucedió. A sus 53 años, y llevando 37 trabajando en un laboratorio cinematográfico, la envían al paro. Una de las pocas artesanas que queda capaz de tener un Méliès en las manos sin que éste se desangre. Chomón, Buñuel, Berlanga, entre otros, han pasado por su mesa con lo único que quedaba de sus obras, los negativos de sus películas, maltratados por el tiempo y la historia.  

“Ahora podrás dedicarte a otra cosa”, le dijeron. No contestó. Recogió sus cosas y al cerrar la puerta del laboratorio le dolió el pecho.

Sentada en la cama, con las maletas a un lado, quiere olvidar lo sucedido y mira el teléfono, por si la llaman… Se acabó el contar la historia de las películas que no se ve en la pantalla, aquella que narran las rallas, las colas, los empalmes, las manchas…



Aún no lo sabe, pero el teléfono sonará y volverá a su oficio, a tocar el buen cine.

Sofía García Martos 

viernes, 6 de diciembre de 2013

"MAR Y LLUVIA" DE INÉS PELEGRÍN CAÑADAS, MICRORRELATO SELECCIONADO PARA SU PUBLICACIÓN EN EL III CERTAMEN DE MICRORRELATOS DE CINE "ARVKIS -DRAGONFLY" 2012



Foto Internet, autor Moss
Mar y lluvia

La lluvia cae sobre mí, como una fina cortina de intriga, mientras miro al mar que yace en calma delante de mí. Tan solo es alterado por la tormenta, como yo; aunque a diferencia del mar yo no sé qué estoy haciendo aquí.

Entonces le veo acercarse y cobra un sentido. Lleva un paraguas rojo.

Me giro hacia él cuando está a tan solo un par de metros de mí y sus ojos me dicen todo sin necesidad de palabras. Me besa; es un beso lento, dulce, delicioso. De película.

Pasan unos segundos antes de que todo comience a oscurecerse a mi alrededor, me siento confusa hasta que me fijo en algo más.

Veo que el negro mar no es agua, sino personas que se comienzan a levantar de sus butacas; veo cómo cuando se encienden las luces de la sala el horizonte entero se ilumina. Pero yo me apago, voy desapareciendo poco a poco hasta apenas ser una sombra en contraste con la pantalla.

Y, una vez más, esos son los únicos fugaces segundos en los que sé lo que está ocurriendo; porque tengo la absoluta certeza de que en la próxima proyección habré olvidado de nuevo el final.

Inés Pelegrín Cañadas