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“La magia del cine”
¿Volverían a surcar
los cielos? ¿Atravesarían galaxias? La cartelera presentábase rebosante. Ellos
solo tenían un anhelo en su interior. Soñar a través de los relatos contados.
Cualquiera podía ser lo que quisiera durante la película. La imaginación veíase
desbordada en aquellos jóvenes con cada proyección.
Los sueños se
encendían, las luces se apagaban, la expectación hacía acto de presencia.
Aquellos trailers les erizaban la piel. Comenzó la película. Sumergiéronse en
ella enseguida, alguno rompió a llorar de emoción. La fantasía era inminente.
Los jóvenes sentían la libertad. Podían imaginar un sin fin de posibilidades
dentro del largometraje.
Estaban a bordo de un
velero lleno de corsarios sedientos de sangre. ¡Ellos eran los aventureros que
darían cuenta de éstos! Sintieron el fragor de la contienda. Los cañonazos de
las fragatas hacían mella en sus oídos. Se gritaban con cautela de no caer en
batalla. El menos afortunado fue el viejo lobo de mar, profesor de la
cuadrilla. La escena les partió el corazón, pero los inundó de la valentía con
que aplacaron a los temidos corsarios.
Acabada la película,
imitaban las escenas épicas y las frases más sonadas. Lo último que se escuchó
fue: “¿será ésta la magia del cine?”.
Igor López de Castro
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