LA
FILMOTECA EMOCIONAL
Mi afición al cine me lleva a menudo a visitar la Filmoteca Nacional, su programación es
de lo mas variada, en ella y con respeto conviven obras maestras del cine
clásico con ciclos de directores insufribles solo defendidos por supuestos
expertos cinéfilos, pero siempre me ha llamado la atención la fauna humana que
allí nos reunimos, lo que denomino la filmoteca
emocional.
Acude un personal totalmente diferente al del cine
comercial. La clientela habitual suele ser diversa: las mujeres solitarias se
encuentran a gusto porque son mayoría, también ocupa butaca el separado sin
dinero, (dos euros con cincuenta cuesta la entrada) pululan grupitos de
modernos con sus ropas arrugadas y el pelo lavado de ayer, actores que no
llegaron, estudiantes de idiomas, la tercera edad también está representada,
niños no hay, pijos tampoco.
Aunque sea todo un poco sin: películas sin doblar, sin
publicidad, sin acomodador, sin
palomitas, sin refrescos, da la
sensación que es un cine público, de plaza de pueblo, de todos.
Y cuando se descorre ese telón azul, victoriano y la
pantalla se ilumina, esa fauna diversa se convierte en un bloque compacto
dispuesto a disfrutar de esa fábrica de sueños que dicen que es el cine.
Félix Domingo Ayuso
Probablemente, en la actualidad, encontraremos la magia del cine más presente en las filmotecas que en las salas de cine. Bonito relato sobre un sentimiento bastane común.
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