VIVIEN LEIGH y CLARK GABLE en una escena de "LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ" (1939) Foto Doctor Macro (Propiedad de la Productora) |
SUEÑOS EN EL CINE CAPRI
Todos
los viernes de verano, la abuela Pepa aguardaba a sus dos nietos adolescentes
recostada en una butaca, en la entrada de su vivienda unifamiliar, bajo las
estrellas, a un centenar de metros de la playa donde el Mediterráneo, somnoliento,
de vez en cuando bostezaba. Pasada la medianoche, los jóvenes volvían del
vetusto cine Capri, y, antes de meterse en la cama, acurrucados en el soportal
de la casa, ora uno, ora el otro, narraban a la anciana las escenas más
relevantes de las dos películas que habían visto.
Escuchando
el relato a dos voces de sus nietos, mientras su rostro arrugado se alisaba,
sus pupilas se engrandecían y su espalda encorvada se enderezaba, la memoria de
la abuela Pepa volaba hasta una butaca del mismo cinematógrafo, otro verano, muchos
años atrás, cuando ella, a la sazón veinteañera, contemplando las escenas de “Lo que el viento se llevó”, soñaba con
que algún día sus nietos, bajo las estrellas, le recordarían los sueños
estivales concebidos frente a la pantalla del cine Capri.
© Salvador Robles Miras (Águilas) Murcia
Excelente relato, de una ternura franca y un mensaje entrañable. ¡Felicitaciones! Un merecido reconocimiento para un gran cuento de Salvador Robles.
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