Rosita Serrano en la película 'Schwarzen Augen' ('Ojos negros'). Alemania, 1951. Foto procedente del blog: http://www.operasiempre.es/2010/06/rosita-serrano-el-ruisenor-chileno/ |
Del cine nada más
Los ojos de la actriz atravesaron la pantalla y se me clavaron en el corazón. Sentí un dolor intenso, nuevo, desconocido, placentero. Quise más. Quise tenerla entre mis brazos, hacerla estremecer, que sintiese mi pasión. Pero ella murió antes de tener tiempo para llevar a cabo mis sueños o dejar que se ahogasen en el mar de la fantasía. No sé cómo ocurrió. La escena parecía ir por buen camino, pero llegó un momento en que el protagonista tuvo que elegir qué vida salvar y las actrices de reparto no solían merecer tantas atenciones. Yo la habría elegido a ella. Habría salvado las insinuaciones de su mirada y el paraíso prometido de sus caderas.
De vuelta a casa lloré mi impotencia y desesperación. Al abrirme la puerta, mi madre se quedó mirándome fijamente a los ojos, que aún se ahogaban en las lágrimas de una tristeza sin sentido. Me dejó entrar y me abrazó como cuando era un niño. No me había visto llorar desde entonces. Me preguntó preocupada que de dónde venía. “Del cine, madre, del cine nada más”, respondí.
FIN
Fernando Paniagua Martín, Alcorcón (Madrid)
Muy bueno el relato. Enhorabuena.
ResponderEliminarSaludos