De la maraña
Sobre el nudoso cablerío –luz, teléfono, infinidad de operadoras de televisión por cable…– el cielo apenas encontraba resquicio para mostrar su celeste, su blanco.
…Buenos Aires envuelta, embarullada de cables entremezclándose a quince metros de altura…
Un lunes a la mañana, aparecieron las arañas –enormes, biomecánicas, peludas–, corriendo adheridas a los cables, viniendo quién sabe de donde.
El terror encerró a la gente en sus casas; pero finalmente se vio que las arañas eran inofensivas. Demostraron, además, ser grandes cantantes y bailarinas, lo que las transformó en una atracción turística. Las más avezadas, protagonizaron largometrajes.
Me encanta este relato! Y también, cómo no, el segundo cartel que se ha incluido aquí.
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